Las actividades al aire libre no sólo desarrollan mejores capacidades físicas, sino que también implican la mejora de otras habilidades beneficiosas, ayudando a que los niñ@s ganen confianza en sí mismos al desarrollar esas capacidades y vencer sus miedos.
Además, jugar en el exterior ayuda a los pequeñ@s a mejorar sus habilidades sociales, al tener que relacionarse con otros niñ@s; compartir; negociar e interactuar con los demás.
Jugar al aire libre estimula también la imaginación y la creatividad, inventando juegos e imaginando situaciones, en los que tienen la posibilidad y la total libertad de observar, explorar y experimentar sin límites.
Además de ser más creativos, los niñ@s que juegan habitualmente al aire libre son más autónomos e independientes,una de las herramientas fundamentales con la que sabrán cómo hacer frente a los problemas y encontrar las soluciones por sí mism@s.
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